Sancho

Todo lo que tiene de grande, lo tiene de noble. Sancho ha tenido una vida muy difícil: ha vivido encadenado, desde que era cachorro, una pequeña parte de su vida y luego fue vendido a un señor mayor que lo tuvo encerrado en un patio. Cambiaron la cadena por un espacio cerrado, en el cual apenas podía dar tres saltos sin chocarse con la puerta. Allí malvivía entre gallinas, gallos, sus heces y trozos de pan duro a los que Sancho temía porque usaba las barras de pan para golpearle. No sabía lo que era una caricia o tener un lugar caliente donde dormir. Pero la suerte de Sancho ha cambiado y desde hace unos meses, está en el refugio.

Ahora es un perro nuevo: más feliz y alegre pero aún igual de noble, leal y obediente. Sabe dar la pata y sentarse y, bueno, la palabra «Toma» se la conoce de maravilla.

Ahora busca a alguien que sepa darle espacio, porque es un perro independiente, pero también cariño. Es sociable con otros perros pero prefiere estar con personas o con perros que no sean muy juguetones ya que adora ir a su bola. De primeras se muestra un poco tímido con algunas personas, pero con tiempo (y salchichas) se le pasa enseguida. Tiene aproximadamente 5 años y está castrado.

En su adopción se cobrarán los gastos de castración y cambio de nombre.